We’ve updated our Terms of Use to reflect our new entity name and address. You can review the changes here.
We’ve updated our Terms of Use. You can review the changes here.

VENID A VER LA SANGRE DE MI MEMORIA HERIDA

by Silvia Delgado

/
1.
No entiendo la poesía que calla, no entiendo sus versos limpios, sus palabras despiojadas. No entiendo la poesía sin conciencia. No entiendo esa poesía inmaculada sin muertos sobre la mesa, sin cicatrices, no entiendo la poesía que no cuenta la sangre derramada, que no escucha millones de lamentos en cadena. No entiendo la poesía que teme asomarse a la tierra. No entiendo la poesía de camisa limpia, de amor a secas, de paz en tiempos de guerra. No entiendo la poesía que ha perdido el habla mientras fuera, aquí mismo, corren descalzos hombres y mujeres, mientras fuera, aquí mismo, gritan en medio de tinieblas, mientras fuera, aquí mismo, se cansan los labios, se rompen las vertebras. Mientras fuera, aquí mismo, la justicia es arrastrada entre cadáveres, mientras fuera, aquí mismo, los nombres pesan, el tiro es fácil, los cràneos se afeitan. No entiendo, no. No entiendo la poesía de espejismos, de andares suaves y buenos modales. Maldita poesía pura que no afila sus palabras, que no las mancha. Maldita poesía hecha con bostezos en serie, que nunca vive a la intemperie. Maldita poesía que insiste con su voz tibia en mostrarnos un mundo donde nada es amargo, donde siempre es domingo, donde todo es fecundo. Maldita esta poesía sin llagas y sin pulso.
2.
No es violencia el paro. No es violencia la inestabilidad en el trabajo, ni los jornales precarios. No es violencia levantar muros para prohibir después saltarlos. No es violencia el saqueo, el empobrecimiento, la codicia sin freno. No es violencia morir de guerra, morir de hambre, morir de enfermedades curables. No es violencia la mentira, la censura, la desinformación. No es violencia la tortura, la pena de muerte, la cárcel, ni las masacres. No es violencia la deuda externa, ni la apropiación de la tierra, ni de las ideas. No es violencia mandar callar, hacer callar, matar para callar. No es violencia. No es violencia privar de pan, privar de sueños y de letras. No es violencia el desahucio, la miseria. No es violencia. No es violencia el golpe de estado, ni el golpe financiero, ni el golpe anestésico. No es violencia el abuso, la prepotencia. No es violencia la riqueza de unos pocos, la soberbia de unos pocos, los crímenes de unos pocos. No es violencia matar despacio, matar sin dejar marcas, matar desde la infancia. No es violencia. No es violencia ocupar territorios, ni enarbolar victorias con rifles de asalto. No es violencia dar la espalda, dar la puñalada, vaciar los bolsillos ajenos y regresar a casa. No, no es violencia. Si Nada de esto es Violencia. ¿serà entonces,que esa señora hace siglos que està tuerta?

about

Venid a ver la sangre de mi memoria herida,
de Silvia Delgado.

15x11 cms
68 pags, 5 € (envío incluido)

librosreflector.blogspot.com.es/2017/03/venid-ver-la-sangre-de-mi-memoria.html

Hay un dolor antiguo, invisible, obstinado, que se derrama torrencial sobre lo cotidiano.
Encontrar el origen de este dolor, llegar hasta su corazón, recordar que hubo quienes fueron capaces de matar sin inmutarse y fueron capaces de justificar la carnicería que hicieron en nombre de dios y de la patria, es urgente.
Recordar que mientras muchos huían otros se quedaban para el expolio y las matanzas, es urgente.
Recordar que, ávidos de gracia, disparaban a quemarropa y después se persignaban, es urgente.
Recordar que por nuestras venas corre sangre mitad heroica, mitad asesina; mitad delatora, mitad víctima, es señalar el lugar de la herida que tanto duele.
Aunque nos desgarremos, las medidas paliativas no son suficientes.
Debemos reconstruir la historia de muchas de las personas que hemos conocido, merecen que la contemos para no olvidarla y explicar que este olvido es un crimen añadido y el origen del dolor que impregna cada uno de nuestros actos.

- - - - - -
Cuando era una niña, en el pequeño pueblo donde vivían mis abuelos, conocí la leyenda de un hombre llamado “el Cariñoso”, decían de él que era un bandolero, un cuatrero amable al que se encontraban con frecuencia en los bosques o en las aldeas.
Con el tiempo supe que “el Cariñoso” no era un delincuente, sino un guerrillero, un maqui.
Conocí también la historia de Manuela, mujer menuda y esquiva, a la que habían rapado el pelo y obligado a caminar por las calles del pueblo cagada, entre escupitajos y pellizcos.
Conocí a Luis, a quien secuestraron a sus dos hijos y murió sin encontrarlos.
Conocí a María, que huyó al exilio y cuando regresó se encontró un país que claudicó y abrazó las mismas razones que la habían perseguido.
Conocí a Perico, cura obrero que fue encarcelado en la cárcel de Zamora, una cárcel exclusiva para sacerdotes contrarios a la dictadura.
Conocí a Iñaki, preso que trabajó forzadamente en la construcción de carreteras.
Conocía a Urbe, niña evacuada a la URSS.
He conocido un largo etcétera de seres humanos a los que de una forma u otra les partieron en dos la vida.
Reescribir sus historias, la de cientos de “Cariñosos”, de Iñakis, de Manuelas, decir su verdad completa es tarea de todos.
También de las poetas.
Por todos ellos he escrito estos poemas.
Van por ellos mis versos. Por su coraje insobornable. Por su decencia.

- - - - - -
Silvia Delgado se presenta:

Cuando me preguntan cómo llegué a la poesía mi respuesta es: rota y a los 28 años.
A esa edad se produjo un quiebre en mi vida, algo así como una tormenta interior que me sacudió dejándome en ruinas.
En aquel año o en los meses siguientes descubrí que el cordón umbilical que me unía a la vida era la palabra y a través de ella, atravesada por ella, encontré la poesía y me quedé a su lado.
Hora tras hora, semana tras semana, leía voraz y gratuitamente.
En aquellos dos años que me costó encontrar a Silvia entre los escombros, nació un poemario que titulé “Y que hablen en mis palabras todas ellas”.
Y con aquel poemario, sin madurar y sin publicar marché a México, al encuentro de mujeres poetas del País de las Nubes de Oaxaca. Nunca pensé que permitirían a una poeta como yo, (que recién empezaba), compartir con poetas del mundo versos tibios de una mujer de la que nada se sabía.
Sucedió que mis poemas llegaban a la gente, a los jóvenes en las universidades, a los empobrecidos en las plazas. Me sentí unida a todos los que en medio de aquel silencio reverencial se rompían al terminar.
Regresé a casa con el convencimiento de que ese era mi lugar en el mundo. Había nacido dos veces. El último parto de mí misma, sin lugar a dudas, era el de poeta.
Seguí escribiendo, día a día, arrancando horas del sueño y del cansancio, evadiéndome en los trabajos en los que mientras limpiaba casas o cuidaba enfermos o servía cervezas en los bares yo pensaba en los versos que escribiría o en los poetas que iba conociendo.
A los meses de aquel encuentro en Oaxaca, volví a México, esta vez a Ciudad Juárez. Después fui a Argentina, después a Cuba, países que abrazaban mi poesía, personas que se interesaban por mi escritura, por mis libros, por mi manera de interpretar el mundo o la realidad o la palabra.
No dejaba de escribir, había autoeditado un libro, había escrito otro de canciones de cuna, otro de elegías, gané un premio con otro poemario, publicaron otro a mi regreso de Palestina y autoedité “Los partos de la bestia”.
Cuando vuelvo atrás y recuerdo tantos ojos, tantos pueblos, entonces los silencios que me rodean, se vuelven necios.
Creo que debo continuar escribiendo, no sólo estos poemas que se caen de mis manos desde que vine de Andalucía, también otros, hasta el fin de mis días.
Como decía al principio llegué a la poesía tarde, sin andamiajes académicos. Le doy las gracias por acercarme a la muerte y a la risa y por permitirme saber que la ternura es posible.
Me regaló la voz y me puso a andar en este difícil camino de ser libre.

silviadelgadofuentes.blogspot.com.es

-----------------



EL POEMA DEL SIGLO XX


España es el segundo país del mundo en número de desapariciones después de Camboya, con 114.226 hombres y mujeres que permanecen en fosas comunes, algunas con más de mil personas dentro, sin haber sido identificados y enterrados dignamente por sus familias.


Reventados con odio experto de verdugos y de sotanas: poco muertos.
Acribillados palmo a palmo por fusiles en jauría: poco muertos.
Masacrados sin azar en páramos ávidos de empacho y sementera: poco muerto

Poco muertos porque no pudieron llorar
los que presagiaron su destino
de pólvora y mortajas solitarias.
Porque no se muere del todo
cuando la memoria es un absurdo congelado,
cuando el tiempo espolvorea silencio
sobre las heridas letales de cuerpos abandonados
que una vez tuvieron familia.
Poco muertos porque los gritos
aún hoy parten en dos los pueblos
que mal mueren por los hijos de los hijos.

Porque es cierto, grita el olvido.
Gritan todas las cruces y las balas
que reventaron tantas vidas.
Porque no se puede pasar página,
porque el ayer rubrica con sangre los mañanas
y defeca mansamente sobre las dignidades pulcras
de los sepultados a patadas.

Poco muertos,
medio muertos,
muertos de felonía.
Poco muertos: muertos sin justicia.

credits

released March 4, 2017

license

all rights reserved

tags

about

reflectorlibros Madrid, Spain

Reflector es una editorial precaria, subterránea y subjetiva.
Reflector es algo urgente, inmediato, no profesional, de espíritu punk. Puedes llamarlo chapucero.

Esto es lo que hay, y que haya es suficiente para realizarme.

Ah, Reflector publica poesía. Para rematarlo.
... more

contact / help

Contact reflectorlibros

Streaming and
Download help

Report this album or account